Murió uno de los escritores más misteriosos del siglo XX. Poco se conoce de
Jerome David Salinger, sobre todo lo acontecido desde los años sesentas en adelante, pero sí lo suficiente como para transformarlo en un personaje de culto. Una sola novela publicada le bastó para pasar a la posteridad:
The Catcher in the Rye (El guardián entre el centeno, 1951). Dicha obra generó en su momento amores y odios: debido a su lenguaje desenfadado y los acontecimientos relatados, muchos intentaron censurarla mientras otros, académicos, la exponían como material de estudio en sus clases.
J. D. Salinger nació en Nueva York el 1 de enero de 1919. Estudió en la Academia Militar de Valley Forge y realizó un curso corto de narrativa en la Universidad de Columbia. En los años cuarenta publicó relatos en revistas como Esquire y New Yorquer, justo antes de alistarse en el ejército para combatir en la segunda guerra mundial. Fue uno de los tantos aliados que desembarcó en Normandía y vivió los horrores de ese evento histórico. El estrés postraumático con el que volvió le sirvió de alimento creativo para su obra, plasmado específicamente en dos de sus mejores cuentos: Un día perfecto para el pez banana y Para Esmé, con amor y sordidez.
Su obra no fue muy prolífica: a la novela mencionada anteriormente se le suman varios cuentos y novelas cortas publicadas entre 1953 y 1963. Y luego, el silencio. Voluntariamente decidió aislarse del mundo y escribir para sí: comenzaba así el mito.
Muchos de los detalles que se filtraron sobre su vida ayudaron a incrementar el aura de misterio y rareza en torno a su figura: sus dos casamientos terminaron en divorcio, se hizo devoto del budismo zen y del hinduismo, desde que se recluyó en su casa apenas se lo veía salir de la misma, y según su propia hija bebía orina, hablaba en idiomas que no existían, apenas mantenía relaciones sexuales, y obligaba a su segunda esposa a llevar una vida alejada de la luz del sol.
El guardián entre el centeno, la historia de un adolescente rebelde que descubre que el mundo es peor de lo que imaginaba, ha sido asociado al accionar de famosos asesinos que lo tenían como libro de cabecera: David Chapman, lo llevaba consigo en el momento de asesinar a John Lenon, y John Hinckley Jr, que atentó contra Ronald Reagan en 1981, también declaró ser fanático del mismo.
Fanatismo compartido por muchos críticos, músicos y escritores que han reconocido su influencia, y que la consideran una de las mejores novelas estadounidenses del siglo pasado.
Salinger murió el 27 de enero de 2010 a los 91 años, de causas naturales. Se dice que desde su reclusión voluntaria siguió escribiendo para sí mismo. Se especula que haya dejado un legado de hasta 15 novelas. Fiel a la leyenda que creó alrededor suyo, este supuesto tesoro inédito servirá para llevar el mito a un nuevo nivel.
“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr sin mirar a donde van, yo salgo de donde esté y los agarro Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.”
J.D. Salinger, El guardián entre el centeno.
Enlaces:
Obra casi completa (inglés y español, no chequeada)
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