jueves, 22 de octubre de 2009

Mordillo, haciendo del humor mudo una sana costumbre

Guillermo Mordillo nación en 1932 en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Inspirado por artistas como Oscar Ferro, Divito y Dante Quinterno, esbozó sus primeros trazos a los seis años, y desde ese momento no paró más. En los años cincuenta ilustró cuentos infantiles e historietas, además de hacer algunos dibujos animados publicitarios.

En 1955 parte hacia Perú con una oferta de trabajo, y luego de cinco años, a los 28, parte hacia Nueva York. Trabaja como asistente de animación para la Paramount, en series como Popeye y La Pequeña Lulú, pero descontento con su labor acaba emigrando a Madrid.

Corre el año 1963 y la España de Franco no es de su agrado. Es por ello que decide viajar a Francia, donde la suerte apenas lo acompaña. Por sugerencia de un amigo comienza a dibujar chistes mudos para los periódicos... y el éxito no tarda en llegar.

Se convierte en uno de los humoristas gráficos más requeridos, con su estilo detallista, lleno de redondeces y con un color que deslumbra. A veces repetitivo, otras naif, algunas otras utilizando recursos claramente sexuales, su trabajo se vuelve universal. Desde Francia hasta Austria, desde EEUU a Japón, son varias las generaciones que pueden reconocer su estilo sin ningún incoveniente.

En Argentina, desde 1997, la revista del diario La Nación publica sus tiras sin interrupción. Las derivaciones de su trabajo abarcan desde muñecos de peluche hasta agendas y rompecabezas, llegando a producirse alrededor de 200 cortos animados en Alemania, inspirados en sus chistes.



















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