miércoles, 28 de octubre de 2009

Cómics: Copiar o no copiar

¿Copiar o inventar? Este planteamiento de características tan aparentemente opuestas ha provocado en la inmensa mayoría de dibujantes de comic una intensa preocupación durante la primera etapa de su formación profesional, como si el “copiar” imágenes fotográficas o dibujos ejecutados por otros autores para la realización de una viñeta de comic determinara una visible limitación de la propia capacidad creativa. Contrariamente, el “inventar” las diversas formas que componen una ilustración gráfica parece corroborar la total garantía de haber accedido a un nivel privilegiado de profesionalidad. Afortunadamente, los conceptos de realización del comic actual han evolucionado positivamente, dando cabida a todo tipo de sistemas y fórmulas personales, pudiendo hallar desde autores que se manifiestan a través de estilos de factura casi abstracta, donde no existe la utilización de documentación gráfica, hasta otros cuya línea hiperrealista pone de relieve el uso de la misma, cuya valoración se mide más por el resultado final que por los medios utilizados para llegar a él.


Pero volviendo al enunciado inicial, creo que nadie “inventa” cuando cree que lo está haciendo, tan sólo modifica realidades impresas en su memoria, únicamente manipula imágenes albergadas en su recuerdo. Incluso el esquema gráfico más inconexo e irracional, creado “aparentemente” inventado, no es otra cosa más que una combinación y una distorsión de formas reales archivadas en nuestra mente. Aunque es evidente la presencia de autores que, por una continuada práctica de corte realista, han desarrollado una habilidad especial para inventar los dibujos sin apoyo de documentación gráfica, nadie que no haya visto jamás un determinado objeto existente ni haya recibido ningún tipo de información sobre el mismo podrá “inventarlo” con un lápiz. Así pues, creyendo que al “inventar” sólo estamos copiando de nuestra memoria, y considerando que la misma es frágil, siempre he creído, y que me perdone quien consiga lo contrario, que es mejor copiar una bicicleta que tener que inventarla. Copiar y analizar imágenes es un indispensable alimento que precisa nuestra memoria visual.


Otro aspecto es la imaginación, la intervención de nuestras facultades imaginativas, la habilidad natural que poseemos cada uno de nosotros, en base a nuestras características intelectuales, a modificar, jugar, y combinar todos o cada uno de los elementos que han ido configurando nuestro universo interior, y que están allí dispuestos para poder ser transformados en lo que queramos sobre el papel. Así, una bicicleta puede convertirse en un gato de hielo rosa.”


Extraído de “La Técnica del Cómic”
Josep M. Beá
Editorial Iru, 1985

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